Despierto de esta pequeña siesta, relajada y un poco melancólica, me dedico a pasear, camino mirando y despidiendo, reflexionando, me siento en una roca y miro el paisaje, tantas formas, tantos colores, respiro y no hago nada …
Digo adiós a la cima y de una parte de mi que voy dejando atrás..
Me refresco con agua de la vertiente ya empieza atardecer, me pongo la túnica rosa, me siento a ver el sol desaparecer en el horizonte, la luna aparece tímidamente antes a darle un besito de buenas noches.
Recuerdo que nadie quiere tanto al sol como la luna y ése es un loco que sólo la hará llorar.
Miro las estrellas y sonrió, las hijas del sol y la luna, las estrellas del principito, las que guían a los marinos, me guiñan y me siento a meditar sobre el amor ..
Cierro los ojos y respiro, y me entrego… siento rayos rosas entrar en mi, veo mi corazón latiendo, con unas que otras heridas y cicatrices, le dijo que es hermoso, lo lleno de rayos rosas, blancos y margaritas …
Veo aparecer a la niña ----
Ahí sentada triste, me cuesta acercarme, envió la luz, los rayos y le digo que está bien, que la quiero, la abrazo, la conforto.. “Todo va a estar bien”.
Me siento en paz, me siento amada… amada por mí misma, respiro amor, exhalo desamor, inspiro amor, exhalo desamor, inspiro amor, exhalo desamor. Lentamente abro los ojos y miro las estrellas, estrellas que hablan de otros mundos, estrellas que hablan de esperanza.
Pablo Neruda
Poema 20
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
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