Casi sin darme cuenta el avión aterriza,
como pasan las cosas buenas, solo suceden.
Paso muchos controles, parece que estoy bien, me miran y dicen
adelante. Llevo muchos papeles si me los piden pero una mirada a los ojos y me
dicen bienvenida.
Cruzo la puerta de salida sin
saber muy bien que me espera y veo a mi amigo algo nervioso esperándome.
Me acerco y abre sus brazos y
en un abrazo me lleva a un bello bosque,
con el suelo cubierto de hojas donde nos esperas dos hermosos canes.
Duke con sus ojos castaños
llenos de ternura, que hablan de risas y diversión, de humor, de jugarretas y
un poco de timidez.
Michigan con su mirada seria,
de perro responsable, que habla de cuidados, seguridad y respeto en sus ojos
color miel.
Los veo correr libres y felices
por el bosque, siento la libertad, se huele libertad, está en las cosas
sencillas, en esas pequeñas cosa que las preocupaciones no nos dejan ver.
Huelo, he descubierto mi
sentido del olfato, muchos olores llegan a mí, la humedad, el roció en los
árboles, las hojas desintegrandose para lograr que los arboles crezcan mejor, mi
perfume, olores, muchos olores.
Sensaciones, el viento, que me
llegan, un roce de un perro feliz de haber chapoteado en un charco y me doy
cuenta que aun soy prisionera de los demás, no soy capaz de chapotear en un
charco como lo hace Duke y Michigan.
Me siento cansada.
Hora de dormir
Ahí está mi amigo mago que como
siempre sabe antes que yo lo que necesito y me lleva a una habitación blanca,
que parece llena de nubes, donde voy cayendo en un sueño donde unos ojos
castaños me miran, unos serios y responsables, que cambian risueños y
traviesos, charcos, agua, sonido del viento en los árboles y un sueño que
parece un abrazo que me hace sentir protegida y querida.
No pasa nada, todo está
bien.
Aquellas
pequeñas cosas
Interprete: Joan Manuel Serrat
Uno se cree
que las mató
el tiempo y la ausencia.
Pero su tren
vendió boleto
de ida y vuelta.
Son aquellas pequeñas cosas,
que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón,
en un papel
o en un cajón.
Como un ladrón
me acechan detrás
de la puerta.
Te tienen tan
a su merced
como a hojas muertas
que el viento arrastra allá o aquí,
que te sonríen tristes y
nos hacen que
lloremos cuando
nadie nos ve.
Son aquellas pequeñas cosas,
que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón,
en un papel
o en un cajón.
Como un ladrón
te acechan detrás
de la puerta.
Te tienen tan
a su merced
como a hojas muertas
que el viento arrastra allá o aquí,
que te sonríen tristes y
nos hacen que
lloremos cuando
nadie nos ve
Que verdad tiene esa canción, pequeñas cosas, esas que olvidamos y que nos hacen ser nosotros mismos, me alegro que hayas redescubierto sensaciones que no percibias, que esos perros y ese bosque te hayan enseñado a vivir la libertad del espiritú.
ResponderEliminarOjala todos pudieramos escaparnos a ese bosque con esos perros y contigo como guia.
Hoy has chapoteado, yo leyéndote te sentí libre
ResponderEliminartus palabras son de ensoñación y hasta yo percibí "los olores del bosque!
Precioso tu post!
Un beso
Gracias amigos, no se puede describir lo importante que fue ese bosque para mi, los canes y amigios encontrados seguiran apareciendo. Tendran el lugar protagonico que merecen tambien.
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