No sólo regreso a mi taller, también a mis rosales.
Este jardín las únicas flores que lo habitan son las rosas.
Mi descuido hizo que se llenaran de hojas, crecieron y sus flores casi no se ven, más inserta en mis preocupaciones no las vi, pase de ellas, como pase de mi.
Hace casi un año había abandonado todo el jardín, mi hermano sierra en mano dio cuenta de mi crateus y enredaderas, yo solo mire como caían.
Largo tiempo ha pasado, mucho camino recorrido, recién ahora miro mis rosales, están iguales los pobres, ahogados en hojas, y pulgones.
Rauda y con sentimiento de culpa corro a comprar unas tijeras de podar nuevas, se que no es tiempo de poda, les puedo hacer daño, así que con mucho amor, como me enseño la mami, voy ramita por ramita, hojita por hojita, observando primero, cuantas ramas por tallo, cortando un poco de hojas para que me dejen mirar, solo corto un poco.
Cada día al despertar, voy a mirar mis rosales, observando, reconociéndolos, si volviendo a conocerlos, donde va cada ramita, donde viene el brote, todos los días corto un poco. Rociándolos con liquido un dia para sacarle los bichitos, otro día con un suave pañuelo le voy limpiando hojita por hojita para que puedan respirar. Tocándolas, acariciándolas, siendo como la vida fluye por sus ramitas, son mis rosas, unas por herencia otras por elección.
Hasta que un día vi los primeros brotes, supe que habían respondido a mis caricias.
Otro rosal se lleno de muchos brotes, al principio son de otro color. Que alegría todos los días los miro, ahora conozco cada palito, y corto el exceso para que mis rosas crezcan libres, hermosas, les saco algunas de hojas para no sobre cargar los tallos.
Las primeras en florecer fueron las amarillas, las heredadas, estaban aquí antes que llegara. Nunca han sido mis preferidas ya que me habían dicho que significaban traición, pero igual las he cuidado y he aprendido a querer, las rosas color yema de huevo. Tantas traiciones he sufrido que me imagino que tendré que aprender, que a veces hay que pincharse para poder tener bellas rosas.
Mi rosal favorito, el rosa, también me regalos sus flores, tantas que me las he llevado a mi dormitorio para agradar a mi madre celestial y regocijarme también de su belleza.
Tal buena fama me han hecho mis rosas que hasta partí a "podar" las rosas de mi vecina. La verdad no podo, solo les saco lo que les sobra, y que no permite se vea su belleza.
Paseando por una tienda me encontré con esta rosa que me miro y nos enamoramos, y se integro a mi hogar, es muy distinta a las otras, de un color crema, un blanco con un leve toque de rosa y amarillo. Muy curioso, los tres colores de rosas que yo tenia fundidas en una. Llego con el regalo de la solidaridad, un vecino se ofrecio ayudar a cabar para hacerle su espacio con tierra nueva.
Mis rosas blancas, delicadas, también han cambiado tras la atención prestada, antes florecían y duraban un día, imposible de poner en un florero, ahora duran hasta unas semana, siempre mas en mi habitación que en el rosal, como si quisieran acompañarnos mas tiempo.
Ahora me toca a mi, limpiar las hojas que me sobran, cortar, podar, dejar el camino libre, para floreces y que las flores se vean, y no queden ocultas entre las hojas.
UNA ROSA ES UNA ROSA
IAUTOR: J,M. CANO
Es por culpa de una hembra
que me estoy volviendo loco.
No puedo vivir sin ella,
pero con ella tampoco.
Y si de este mal de amores
yo me fuera pa la tumba,
a mi no me mandéis flores,
que como dice esta rumba:
Quise cortar la flor
más tierna del rosal,
pensando que de amor
no me podría pinchar,
y mientras me pinchaba
me enseñó una cosa
que una rosa es una rosa es una rosa...
Y cuando abrí la mano
y la dejé caer
rompieron a sangrar
las llagas en mi piel
y con sus pétalos
me las curó mimosa
que una rosa es una rosa es una rosa...
Pero cuanto más me cura,
al ratito más me escuece,
porque amar es el empiece
de la palabra amargura.
Una mentira y un credo
por cada espina del tallo,
que injertándose en los dedos
una rosa es un rosario.
Quise cortar la flor
más tierna del rosal,
pensando que de amor
no me podría pinchar,
y mientras me pinchaba
me enseñó una cosa
que una rosa es una rosa es una rosa...
Y cuando abrí la mano
y la dejé caer
rompieron a sangrar
las llagas en mi piel
y con sus pétalos
me las curó mimosa
que una rosa es una rosa es una rosa...